A nivel mundial, 150 millones de residentes urbanos carecen de acceso a alimentos y, sin embargo, las ciudades generan 2.800 millones de toneladas de residuos orgánicos cada año. Cada vez más personas podrían verse abocadas a la insuficiencia alimentaria, ya que, según el Banco Mundial, los precios de los alimentos a nivel mundial aumentarán un 23% este año.
Las ciudades son especialmente vulnerables al impacto de los precios de los alimentos, su producción y la cadena de suministro, ya que consumen grandes cantidades y no pueden producir de forma independiente suficientes alimentos para alimentar a sus residentes.
Las ciudades deben tomar medidas urgentes para reducir, redistribuir y reutilizar los residuos alimentarios. Al abordar la gestión de los residuos alimentarios, que influyen drásticamente en el sistema alimentario, las ciudades pueden mejorar la garantía de alimentos en general y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y crear oportunidades de crecimiento económico ecológico.
Este informe, elaborado por la Resilient Cities Network y Arup, destaca las vulnerabilidades de los sistemas de alimentación urbanos, pero también presenta oportunidades para que las ciudades reduzcan la insuficiencia alimentaria a través de planteamientos de economía resiliente y circular.
