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¿Cómo podemos reducir el consumo de agua en los centros de datos?

En el siglo XXI, los centros de datos se han convertido en infraestructuras fundamentales. Alimentan los servicios de informática en la nube de los que todos dependemos para la vida cotidiana, desde la banca hasta la navegación. Pero los centros de datos también tienen fama de consumir grandes cantidades de agua. ¿Cómo podemos asegurarnos de que no contribuyan a la escasez de agua?

La huella hídrica total de un centro de datos incluye el agua que se utiliza in situ para diversos fines, como refrigeración, fontanería, jardinería y extinción de incendios, así como el agua que se utiliza fuera en una central eléctrica para generar la electricidad necesaria para las instalaciones. Sin embargo, siguen consumiendo volúmenes considerables de agua potable de su cuenca hidrográfica local, una parte importante de la cual se pierde por evaporación y durante el almacenamiento y el tratamiento.

¿De cuánta agua estamos hablando? Tomemos, por ejemplo, un pequeño centro de datos estándar de un megavatio que utilice métodos de refrigeración tradicionales. Consumiría más de 26 millones de litros de agua al año, cantidad suficiente para abastecer a más de 200 hogares británicos. Entonces, ¿qué pueden hacer los operadores de centros de datos para reducir su consumo de agua?

Considerar los sistemas hídricos como circulares, no lineales

La mayoría de los operadores se centran inicialmente en mejorar la eficiencia del uso del agua en sus sistemas de refrigeración. En Arup creemos que ha llegado el momento de considerar el sistema del agua como un conjunto: el concepto One Water. Cada litro que un centro de datos extrae de su cuenca hidrográfica se evapora, se reutiliza o se devuelve a esa cuenca para que vuelva a circular. Por lo tanto, pensar en todo el proceso como algo circular es más útil que considerar el suministro y la descarga como sistemas separados.

Soluciones adaptadas al entorno local

A la hora de planificar un nuevo centro de datos, el factor más importante es la ubicación. ¿Se podrían evitar las cuencas que sufren sequías y optar por lugares donde abunde el agua? ¿Se ha estudiado la fuente de agua más cercana y calculado cuánto se espera extraer de ella? Llevar a cabo una auditoría adecuada y tener en cuenta factores como estos puede garantizar que el centro de datos no agrave los problemas de escasez de agua en la zona.

Cambiar el suministro de agua, en concreto a aguas residuales municipales tratadas que puedan reutilizarse en lugar de agua potable, también puede suponer una diferencia significativa. Mediante la utilización de procesos avanzados de tratamiento de las aguas residuales generadas in situ, éstas pueden reutilizarse en todo el centro, lo que reduce significativamente la extracción de agua sin tratar. Otra posibilidad es situar un centro de datos cerca de una instalación municipal de tratamiento de aguas residuales, ya que así podría utilizar directamente el efluente final, es decir, las aguas residuales tratadas y clarificadas que se vierten desde la depuradora.

Tanto los centros de datos nuevos como los ya existentes pueden incorporar elementos de recogida de agua de lluvia, como techos azules para recogerla y almacenarla. La reutilización del agua de lluvia permite reducir las inundaciones locales, disminuye los costes y protege contra la escasez de agua en el futuro. Otra solución es el almacenamiento inteligente de agua, ya que permite predecir la demanda y almacenar la cantidad justa de agua, en lugar de construir y mantener un almacenamiento excesivo.

Además de buscar oportunidades para extraer menos agua de la cuenca hidrográfica, también se puede hacer un uso más inteligente del agua mediante un planteamiento común. Recientemente hemos trabajado con un cliente para situar un centro de datos cerca de una fábrica de alimentos que requiere grandes volúmenes de agua de alta salinidad. Esto es exactamente lo que descarga el centro de datos, así que en lugar de tratar el agua podría pasarla a la fábrica de alimentos y ambas empresas podrían beneficiarse. Asociarse con empresas energéticas que utilizan torres de refrigeración también puede generar sinergias.

Sea cual sea el origen del agua, existen soluciones establecidas para recuperarla, tratarla y reutilizarla in situ. Nuestros clientes de la industria alimentaria y de bebidas utilizan a menudo este planteamiento, y esto les permite adaptar sus sistemas a los centros de datos. También puede ser una buena opción cuando hay restricciones en el uso de productos químicos para el tratamiento del agua.

Prepararse para el cambio

Muchos de nuestros clientes de centros de datos ya están tomando medidas de este tipo. Y como el marco normativo en este ámbito está cambiando a gran velocidad, muchos más están explorando las posibilidades. Según nuestra experiencia, lo mejor es hablar directamente con las partes interesadas desde el principio -incluidos los organismos reguladores y las autoridades urbanísticas- para averiguar qué es lo que se va a exigir, además de pensar en lo que podría ser viable.

Además del cambio normativo, hay que tener en cuenta el cambio climático.

Los operadores deberían considerar cómo se podría invertir directamente en la misma cuenca a través de proyectos locales, dirigidos por organizaciones locales. La restauración de estanques y humedales naturales o la mejora del suelo y la vegetación ayudarán a minimizar el impacto para los ciudadanos y para la fauna local y podrían contribuir también a la mejora global de la biodiversidad.

En definitiva, por muy innovador o eficiente que sea el diseño de un centro de datos en cuanto al consumo de agua, lo que importa es su funcionamiento. La puesta en marcha, la formación de los operarios y el mantenimiento de los sistemas son tan importantes como la ubicación y el diseño. El control continuo del consumo de agua, combinado con revisiones y mantenimiento periódicos, mantendrá los sistemas lo más eficiente y resistente posible.

En conjunto, estas medidas pueden garantizar que los centros de datos no agraven el problema de la escasez de agua, e incluso pueden ser parte de la solución.

Artículo basado en las aportaciones de Chelsea Merrick